No estamos en una cata de vinos, se trata de disfrutar de ellos acompañando la comida, pero lo recomendable es servirlos en orden, desde el más ligero al más corpulento, con lo que evitaremos que uno anule a otro con su potencia.
Así, mientras terminamos de preparar la mesa, y para ir haciendo boca nos servimos una manzanilla bien fría, y la acompañamos de un platito de aceitunas de Jaén, unas almendras fritas y unas cuñas de queso manchego. A continuación, ya con toda la familia sentada en torno a la mesa, servimos el primer plato, unos espárragos trigueros a la plancha y un revuelto de setas, que acompañamos con un amontillado. Acto seguido, pasamos al segundo plato, un pollo al curry con arroz, que servimos con una copa de oloroso, que armonizará a la perfección con el intenso sabor de las especias. Por su parte, el padre de familia, al que no le sienta demasiado bien el curry, se ha preparado un filete de atún fresco a la plancha, para el que abre una botella de su palo cortado preferido. Llega el postre, una bola de helado de vainilla que los más golosos acompañan de una copa de pedro ximénez. ¡Buen provecho y disfruten del vino de Jerez!