El mundo de los tintos
Con respecto a los tintos la norma es muy parecida, aunque tenemos muchas más excepciones. En los jóvenes sin crianza de ningún tipo el vino a consumir ha de ser generalmente del año, aunque hay elaboraciones especiales que nos permiten probar con mayor tiempo, como por ejemplo los vinos fermentados en tinaja, o algunas elaboraciones realizadas en cemento. Aquí no vale la norma del vino continental o atlántico, ya que depende mucho del tipo de elaborador. Los mejores productores adelantan sus vendimias con precisión y consiguen vinos con mucha acidez, lo que hace que aguanten mejor el tiempo.
El crianza no es eterno
Esta es una de las situaciones más comunes, encontrar vinos con la categoría de crianza de 2012, por ejemplo. ¿Debería tomármelo? No hay una regla matemática para estos vinos pero por su permanencia en barrica y botella se habla de entre 3 y 6 años. En las zonas más potentes, con vinos más estructurados, el tiempo ha de ser mayor, por ejemplo: en Ribera del Duero recomendaríamos consumir un crianza apurando hasta los 5 o 6 años, mientras que en Rioja intentaríamos consumirlo antes, hasta un máximo de 4 años. Es una recomendación, pues el elaborador aquí también tiene relevancia. Con los reservas y grandes reservas no entraremos, pues aquí el espectro de tiempo es tan amplio que depende totalmente del productor y de la zona donde elabora.
El corcho y el vino caído
El corcho en el vino es o era el más común de los defectos. Hoy día es más complicado encontrarlos, aunque no imposible. El corcho hace que todo el vino huela y sepa a corcho, algunos lo tienen de forma salvaje y otros de forma sutil. Se trata de un defecto que no se va a ir nunca del producto. Cuando huele el vino huele también el tapón que lo cerraba, así que es aconsejable oler el corcho cuando nos descorchan una botella. Cerramos con el vino caído, que es consecuencia de un vino mal conservado o con un envejecimiento prematuro. Generalmente estas elaboraciones ya vienen con un color parduzco que nos hace ver que la cosa no va bien del todo. En boca lo notaremos viejo aunque sea de una añada joven. Este defecto es difícil de explicar, pero ha de empujarnos a hablar con el sumiller o responsable para ver si nos lo puede reemplazar.