8 viñedos en España que son un espectáculo
Viaje con Peñín por algunos de los paisajes vinícolas más singulares del país.
El turismo rural y de naturaleza, en el que podemos enmarcar también el enoturismo, son algunas de las actividades y experiencias que más rápido se recuperarán tras la crisis, como se concluye en un informe realizado por la consultora DNA Turismo y Ocio titulado ‘En busca de escenarios y recetas para una nueva era en el turismo’, que se hizo público el pasado mes de abril. Según el estudio, el hecho de que estas empresas presten parte de sus servicios en espacios abiertos y naturales, que favorecen el mantenimiento de la distancia social y donde no suele existir masificación, da a los visitantes una sensación de mayor seguridad y contribuirá a la rápida recuperación del sector, algo que ya se ha observado claramente con el turismo rural durante las vacaciones de Navidad y Semana Santa, donde muchos establecimientos se encontraban al 100% de ocupación.
Pero, ¿qué pasa con los turistas? ¿Realmente es una buena opción apostar por el enoturismo? Aquí algunos argumentos que apoyan la tesis de que, en efecto, es una excelente alternativa.
¿Y en el caso de las bodegas? ¿Merece la pena apostar por estas actividades en la época que estamos viviendo? Las experiencias en torno al enoturismo en países como EE.UU y Australia apuntan hacia el sí.
No todas las bodegas que ofrecen actividades enoturísticas están asociadas a una Ruta del Vino, pero lo cierto es que actualmente la red de rutas por todo el territorio nacional es bastante amplia: a día de hoy forman parte de Rutas del Vino de España cerca de 800 municipios de toda la geografía española, 32 Consejos Reguladores de Denominaciones de Origen y unas 70 entidades públicas o privadas relacionadas con el sector turístico y la cultura del vino.
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El chef Dani García nos cuenta cómo está viviendo él la pandemia y cómo ve el panorama actual para el sector